DNS (en español Sistema de Nombres de Dominio)
es un importante protocolo de Internet utilizado por computadoras, servicios o
cualquier recurso conectado a Internet u otras redes. Tiene varios usos pero el
más importante es el resolver
la IP de la página web o servicio que utilicemos.
Los servidores DNS son equipos dedicados que actúan
como medio de intercomunicación entre nosotros y las páginas web que
queremos ir visitando. Cuentan con bases de datos enormes en las que
están registradas las relaciones entre dominios y sus respectivas
direcciones IP. Cuando intentamos conectar por ejemplo a una página web
como www.google.es, la petición se remite a los DNS para que “traduzcan” o
“resuelvan” esa URL.
Nuestro proveedor de
servicios a Internet ofrece DNS propios, pero también existen otros alternativos globales
ofrecidos por terceras compañías y que en el mayoría de ocasiones funcionan
mucho mejor que el propio de las operadoras. Aunque depende del
operador, ubicación geográfica y otros factores, los DNS alternativos
suelen ofrecer ventajas
como:
- Mayor velocidad
- Mejora de la fiabilidad
- Controles parentales
- Mayor seguridad
- Sin censura Web
- Acceso a contenido geobloqueado (DNS Jumper, UnoDNS y Unblock-US)
- Actualizaciones de la base de datos DNS
Para estar seguro de
la conveniencia de usar DNS alternativos (especialmente en el aspecto del
rendimiento) puedes ejecutar una herramienta como Namebench que pondrá a prueba tu servidor DNS
actual y otros, como dos de los más usados, fiables, gratuitos y actualizados a
las últimas tecnologías: Google
Public DNS y OpenDNS.
Cómo probar DNS alternativos
Actuando a nivel del router
Si quieres utilizar
DNS alternativos en todos los equipos conectados a tu red, lo ideal es hacer el
cambio a nivel del router. El
acceso más sencillo al router es a través de una interfaz web mediante
su dirección IP de acceso (192.168.0.1, 192.168.1.1 o similar). Casi todos los
routers de la misma marca o modelo tienen un nombre de usuario/contraseña
determinado programado para facilitar el acceso al router.
Este tipo de acceso
es de conocimiento público y suele ser tan simple como el conocido
“admin/admin”. Basta una búsqueda en la Web para conocerlos e incluso hay
herramientas especializadas como RouterPasswords que facilita los datos de
cualquier marca y modelo conocido.
Una vez conocida la
IP y contraseña, entramos en su interfaz web y modificamos el apartado
correspondiente a las DNS que dependiendo del modelo encontraremos en la
“Configuración de Internet”. Utilizamos, por ejemplo, las de Google (8.8.8.8 y
8.8.4.4) o las de OpenDNS (208.67.222.222 y 208.67.220.220):
Reiniciamos el router
y los cambios tendrán efecto en cualquier dispositivo que conectemos en el
futuro en la red local.
Actuando en un equipo particular
Si lo que queremos es
probar las DNS en un equipo en particular, podemos cambiarlas en su configuración de red. Es
muy sencillo en cualquier tipo de sistema operativo. Un paso a paso como
ejemplo en Windows 10 sería:
- Ve al “Panel de control-Centro de redes y recursos compartidos”. Pulsamos sobre “Conexiones-Ethernet”
- Pulsa sobre “Propiedades-Protocolo de Internet versión 4-Propiedades”:
- Modifica las direcciones DNS por las alternativas, en este caso por las que ofrece OpenDNS:
Acepta y
reinicia el equipo. Ya sabes. El cambio de DNS no es la panacea y sus
efectos siempre estarán limitados por la velocidad y calidad del servicio de
banda ancha que tengas contratada. También de la gestión de características
que debes realizar cada vez que instalas un nuevo router.
En todo
caso no pierdes nada con probar DNS alternativos, que en la mayoría de
ocasiones funcionan mucho mejor que el propio de las operadoras, aunque
insistimos, depende del operador, ubicación geográfica y otros
factores
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